Wolfgang Amadeus Mozart (1756 - 1791)

Dos siglos después de la temprana muerte de Mozart, sus obras escénicas ocupan el primer lugar en las estadísticas de ópera, junto con las creaciones de Verdi. Ocupa el mismo lugar en la sinfonía, la música de cámara, la música instrumental y la música religiosa: en la historia de la música no se encuentra ningún otro genio tan polifacético. El hecho de que halla creado una cantidad increíblemente elevada de obras maestras en un período de poco más de veinte años, raya en lo sobrenatural, pero mas grande es aún el milagro de que su actividad creativa comenzara en la infancia y prosiguiera hasta su muerte, sin la menor interrupción y mejorando sin cesar.

Mozart nació el 27 de enero de 1756 en Salzburgo; era hijo de un músico respetable, Leopold Mozart. Su genio se mostró desde tan temprano y con tanta contundencia que nadie podía dudar de su carrera, que compartió durante su infancia con su hermana Nannerl, no menos dotada. El padre comenzó a recorrer Europa con ellos cuando todavía eran pequeños. Mas tarde se le acusó de esto, incluso se le culpó de la temprana muerte de Mozart. Sin embargo Leopold Mozart creía cumplir una misión encomendada por Dios y considero que cometería una injusticia si no la cumplía.

Los viajes de Mozart a Italia fueron decisivos para sus creaciones operísticas. Ya había producido en latín Apollo et Hyacinthus, en cierto modo un deber escolar, así como La finta semplice, obra compuesta durante una estancia en Viena y que no pudo ser representada por culpa de las intrigas, y el Singspiel alemán Bastien und Bastienne. Operas italianas y Singspiel alemán: Mozart dominaba ambas formas con perfección absoluta desde la niñes.

En 1770, cuando llega a Italia, es comprensible que se sienta fascinado por la ópera del país que ha alcanzado un punto culminante y que domina el mundo. El hecho de que fuera invitado a componer una obra, Mitridate, para el teatro ducal de Milán (el antecesor de La Scala, que sería construida allí poco después), y a dirigirla en una ocasión solemne y a la cabeza de una orquesta de setenta músicos, constituye sin duda alguna la apoteosis de su adolescencia, ya que tenia entonces catorce años.

El éxito tiene su efecto: también en los años siguientes y durante otros viajes a Italia dirige nuevas obras surgidas de su pluma juvenil: Ascanio in Alba en 1771, Lucio Silla en 1772. El mismo año escribe Il sogno di Scipione para las fiestas de la coronación en Salzburgo del nuevo
príncipe-arzobispo, el conde Hieronymus Colloredo. En 1775 tiene lugar el primer estreno de Mozart en Munich, La finta giardiniera; tres meses después, Salzburgo estrena Il re pastore; ambas obras en italiano, de acuerdo con la costumbre de la época.

Los años siguientes en Salzburgo, muy monotonos si se ven desde fuera, alejan un poco a Mozart de la vida operística. Solo gracias a un nuevo encargo de Múnich regresa a esta actividad que le resulta tan grata. Con Idomeneo logra el 29 de enero de 1781 un gran éxito, a raiz del cual prolonga su estancia mas alla de lo permitido; las consecuencias son conocidas: ruptura con su antiguo señor y traslado definitivo a Viena. Allí obtiene casi de inmediato un encargo tatral del emperador: es el Singspiel alemán Die entführung aus dem serail ('El rapto en el serallo'), de 1782. En 1786 le siguen Le nozze di Figaro; en 1787, Don Giovanni (en Praga); en 1790 Cosí fan tutte. En 1791, el año en que murió, compone dos obras teatrales: Tito, para celebrar la coronación en Praga, y Die Zauberflöte ('La flauta magica') para el teatro popular Auf der Wieden, de Viena.

Mozart muere en medio del prolongado éxito de La flauta magica, casi inadvertido en Viena y en el mundo, el 5 de diciembre de 1971.

Es difícil decir cuántas de las 20 obras escénicas de Mozart sobreviven en los tatros actuales. Hace una generación, la cantidad llegaba apenas a media docena: entre tanto han ingresado muchas más obras en el horizonte de los amantes de la ópera: Idomeneo y Tito, conocidas gracias a las interpretaciones ocasionales en los festivales, se han convertido en verdaderas piezas del gran público; Cosí fan tutte, antes un huesped infrecuente y apenas con exito en el repertorio, ha conquistado un lugar firme en las programaciones. La discografía ha dado a conocer una serie de obras tempranas; y se advierte que cuando son interpretadas con cuidado pueden ser perfectamente viables y hermosas.

Fuente: Diccionario de la ÓPERA - Kurt Pahlen

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